Fue el dominio del fuego lo que permitió al hombre disponer de la luz sobre la oscuridad.
En la mitología griega, Prometeo es encadenado por los dioses al otorgarle el fuego al hombre. Y no sólo el fuego concedió, sino la luz en todo sentido, el conocimiento y la posibilidad de crear. Por lo tanto, libertad sobre sí mismo y ante los dioses.
En la Alegoría de la Caverna, Platón imaginaba al hombre primitivo dentro de una gruta, sin poder mirar otra cosa que la pared del fondo de la misma. Pared en la que se proyectaban las sombras de una realidad exterior que no conocía. Únicamente al salir hacia el mundo iluminado por el sol, alcanzaría el hombre su verdadero conocimiento.
El Teatro de Sombras puede considerarse la forma artística más antigua. Sus orígenes se remontan a la China del Siglo III A.C. Cuenta la leyenda que tras la muerte de su amada, el emperador Wu-Ti había perdido el placer por la vida. Sus cortesanos realizaban lo imposible por devolverle la alegría, pero todos fracasaban. Hasta que el monje Sha-Wong, utilizando sombras, evoca la imagen de su enamorada, devolviéndole la posibilidad de tenerla presente, creando al mismo tiempo esta arte teatral.
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